Solitaria travesía de un hombre ético
Diversas
actividades de rememoranzas se han estado desarrollando en México
con motivo de los cien años del nacimiento del escritor y
revolucionario, José Revueltas. A pesar de que Octavio Paz en Post
data señala que Revueltas “es uno de los mejores escritores de
mi generación y uno de los hombres más puros de México”, su
lugar en el contexto latinoamericano es casi nulo.
Pienso
que más allá de la escasa difusión de sus libros, una de las
razones fundamentales de su ostracismo, fue su descarnado repudio a
las desviaciones del marxismo, expresadas en el Stalinismo. Revueltas
fue un Marxista Leninista convencido, siempre manifestó a través de
su obra la necesidad de mantener una conciencia crítica en torno a
las actividades sociales de su país. No hay duda que su estética no
coincide con Neruda, cuya óptica es y fue reverenciada por la
izquierda latinoamericana. El mexicano, fue creador de una nutrida
bibliografía, que incursionó en la narrativa, cuentos, poesía,
ensayos, obras teatrales, artículos periodísticos y guiones
cinematográficos, es merecedor de un peso y resonancia de talla
mundial.
José
Revueltas nació el veinte de noviembre de 1914 en Durango. Miembro
de una familia humilde y extraordinariamente dotada de talentos, como
fueron sus hermanos Silvestre, el virtuoso músico, Fermín,
innovador pintor, y Rosaura, gran actriz. José desde tempranos años,
mostró su interés y gusto por las letras. Aprovechando su trabajo
en una imprenta y las bibliotecas cercanas, escribió a sus trece
años, cuentos con sello Dostoievskano. En ese periodo sufrió una
crisis religiosa, donde empezó a buscar explicaciones de Dios, lo
que lo llevó a alejarse -según sus relatos- de la educación
formal. En tal búsqueda descubrió la Biblioteca Nacional de México
como fuente de aprendizaje, encontrando sustento a sus preguntas
filosóficas por medio del materialismo histórico.
A los
quince años, como militante activo del Partido Comunista mexicano,
fue sorprendido por la policía como orador de un mitin obrero
callejero, razón por la cual fue encarcelado. Esto no mermó su
inquietud social, al fundar varios sindicatos de la construcción -
de tinte combativo- y dirigir el periódico revolucionario El
Partido. Estos hechos le valieron su confinacion por parte de los
gobiernos de esa época a realizar trabajos pesados en territorio
insular por tres años. Esta experiencia carcelaria en las Islas
Marías, le permitió escribir su primera novela Los muros del
agua, inaugurando una constante
a través de toda su obra: la decisión de jamás apartar los ojos de
lo tangible.
“Me interesa la realidad en su movimiento dialéctico, por eso no
dicotomizo el bien y el mal, los tomo como opuestos que se
interpenetran. Por eso mi literatura es escéptica. Yo no pertenezco a
una escuela, a una moda, a una generación, pero si creo en la duda,
como uno de los grandes valores humanos. Mi literatura es trágica,
pues creo en la contradicción en el hombre, ya que vive consigo
mismo y con el medio que lo rodea. Y sin embargo, esa disyuntiva lo
mantiene vivo”. Aclaró Revueltas en una entrevista radial.
Sus largas permanencias en penales por motivos políticos que sufrió
en buena parte de su existencia, le permitieron estudiar
detenidamente el devenir de los individuos sufrientes. Fruto de ese
espíritu es la novela El luto Humano, donde podemos encontrar
nuevas formas expresivas que se apartaron radicalmente de la temática
habitual, de la novela azteca de esos años. También en los más de
veinte guiones cinematográficos que realizó, el concepto de
dialéctica y su aplicación a la narrativa, fue su recurso técnico
literario predilecto.
Su activismo partidario padeció un quiebre cuando se comprobó que
varios de sus camaradas de partido estuvieron involucrados en el
asesinato del exiliado jefe bolchevique, León Trotsky, acaecido en
Cuidad de México en agosto de 1940. Este criminal suceso, a los ojos
de José Revueltas, mostró que una feroz dictadura y una nueva clase
privilegiada, emanada del Partido Comunista se había instaurado en
la URSS. Desde ese momento, por medio de numerosos artículos,
ensayos y conferencias pasó a ser un activo detractor del socialismo
soviético. Sus publicaciones, la obra teatral Cuadrante de la
sociedad y la novela Los días terrenales, fueron las que
precipitaron su escarnio público por parte de la izquierda mundial,
especialmente en latinoamerica, donde la vanguardia artística e
intelectual demostraba incondicionalidad al régimen dictatorial.
En 1943, Revueltas formó la Liga Socialista (más tarde Liga
Espartaco Lenninista). Planteando un grupo no aperturista, dado que
no confiaban en el sistema, más allá de las personas que detentaban
el poder, pues es el orden político social el que había que revisar
y transformar. Culparon en parte a la intelectualidad mexicana por
ser solo un adorno o clown intelectual al servicio de los gobiernos
de turno. Su propuesta eran los consejos de trabajadores y sociales
dentro de la estructura política y económica del país.
En los años siguientes adquirió un papel preponderante en las
emblemáticas luchas sociales, siendo incluso culpado y condenado a
27 años de cárcel, por instigador de las movilizaciones
estudiantiles que culminaron con la Masacre de Tlatelolco en octubre
de 1968. Indultado en 1971 por sus graves problemas de salud, se
dedicó con su habitual vehemencia a defender a los Derechos Humanos
violados por el bloque socialista.
Enfrascado en esas luchas, murió el 14 de abril de 1976. Con los
años, su pensamiento comenzó a ser revalorado como fuente de
reflexión honesta y valiente. Sus obras literarias son consideradas
trascendentales, innovadoras y portadoras de una estética propia y
original.
Oscar Ortiz, historiador
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