viernes, abril 22

 Confesión


Cuando leí esta poesía, me pareció un comunicado más de la agónica izquierda chilena,
esa de románticos fetiches guerrilleros y de cuello y corbata cuando la ocasión lo requiere,
a ver si a caso algo cae o algo se gana.
Esta poesía es como escuchar el secreto más intimo de varios ¿compañeros?
dice así:


He perdido la partida.

Me confié, subestimé las fuerzas
de mi adversario. ¿Cómo no hacerlo?
Grande era cual fronda de destrucción, profundas
sus raíces invisibles; pero tamaño goce en la muerte
desafiaba la imaginación.

Los primeros intercambios de golpes
fueron casi un juego, un modo apenas hostil del conocimiento.
¿Queríamos estrangularnos o abrazarnos?
La situación parecía abierta y los momentos decisivos
aún por venir. No me daba cuenta
de que habían pasado ya y cada minuto perdido
redundaba en beneficio suyo
sumaba hierro y cieno a mi derrota.
Mi implacable adversario
economista del tiempo
feroz equilibrista de lo irreversible.

Estoy perdido.
La falta de imaginación me condenó.
Ya todo el tiempo restante se lo descuento a la muerte.



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