domingo, junio 1

Mujeres de puño y letra

He querido reflexionar sobre otro tópico muy importante en la emancipación femenina -que va más allá de la participación política,la incorporación al mundo del trabajo o de la píldora anticonceptiva- tal es, su mundo literario.

Muchas sociedades apostaron durante centurias a que la mujer solo sabía transitar en ámbitos domésticos o maternales. Por ello, muchas veces eran analfabetas, lo que llevaba peyorativamente a las culturas dominantes a definirlas de incapaces. Durante un tiempo histórico largo, impresos de mujeres estuvieron ausentes. Pero luego de la revolución francesa y del advenimiento de la primera fase de lo industrial, la sensibilidad femenil; expresado en la diferenciación del masculino, se manifestó notoriamente en las bellas artes durante el siglo diecinueve.

La hija del filósofo inglés,William Godwin - que creó el concepto ideológico del Anarquismo- Mary Shelly (1797-1851), publicó en 1818, su obra “Frankestein”, convirtiéndose en una de las pioneras al compartir con los hombres el lenguaje escrito. Fundadora del género de ciencia ficción, logró con su texto, descubrir la perversión que puede traer el desarrollo científico (la electricidad en este caso) por medio del uso irresponsable de la tecnología, en la búsqueda del poder divino. Es además quizás el libro más veces adaptado al cine.

La aparición en 1852, de la novela juvenil, “La Cabaña del tío Tom” escrita por la cristiana norteamericana, Harriet B. Stowe (1811-1896) en tono moralizador, provocó un profundo impacto en aquel país al dramatizar las penas de los negros (Familia del Tío Tom) y la inhumanidad de la esclavitud (sus patrones blancos). La autora adquirió la vocería de la protesta emotiva de más efecto contra la servidumbre de color, que cualquier agitador abolicionista. Para muchos historiadores, “La Cabaña del tío Tom”, fue el portaestandarte de los antiesclavistas, que ulteriormente desencadenó la guerra civil estadounidense.

También en el plano de las incipientes luchas proletarias contra el capitalismo urbano, la presencia intelectual femenina fue vital para la formación del pensamiento socialista.

Flora Tristán (1803-1844), peruana- francesa, elaboró las primeras investigaciones sobre la emancipación de su género y de los derechos de los trabajadores, siendo la autora de la consigna “Proletarios del Mundo Uníos”, en 1840 en la publicación del programa socialista La Unión Obrera, que ocho años después se adjudicó Carlos Marx en su célebre “Manifiesto del Partido Comunista”.

Luisa Michel (1830-1905) francesa, desde su poesía rebelde y la filosofía anarquista encabezó la insurrección armada de la “Comuna de París”, la cual identificó con el ondeamiento de la bandera negra, diseñada por ella. Comentará Luisa Michel en los años posteriores, que de esa ocasión nunca abandonó la indumentaria masculina, pues a través de ella, podía liderar a los contingentes sindicales.

Semejante travestismo realizó la novelista francesa, Aurora L. Dupin (1804-1876) quién debió además cambiar su nombre al de George Sand. Desde pequeña percibió que su secreto del triunfo literario era dar forma artística a las impresiones cotidianas y personales. Pero ello requería frecuentar espacios geográficos que estaban prohibidos a su sexo: posadas, sala de bares o diversión, viajes, torneos bélicos, etc. Entonces optó por integrarse al orbe masculino, sustituyendo su vestimenta y filiación. Su producción se separa del romanticismo o de la novela histórica, al combinar pasión con fantasía e introducir en ella como héroes a los humildes de la tierra, rompiendo así con la costumbre de los ídolos novelescos que eran generalmente personajes aristocráticos. También en 1848, participó directamente en las barricadas callejeras de París, componiendo manifiestos para los trabajadores, arengando a los alzados y fundando un periódico obrero.

Entretanto en nuestra América Latina, la corriente literaria del Modernismo empezaba a consolidarse, en la última década del diecinueve. Inspirado en el nicaragüense Ruben Darío, se emprendieron profundas innovaciones y rarezas en la métrica castellana. Se destierra el engolamiento romántico de la prosa, reemplazando el adjetivo tipificado por el sugerente. El Modernismo también depuró el idioma escrito y hablado. El verso igualmente experimentó una renovación al nutrirse de dos fuentes francesas: el Parnasismo y el Simbolismo, de los que se extraen la actitud de desamparo, angustia y tedio. El poeta es el modelo literario, en contraste a lo existente, donde imperaba el modo literario-político expuesto por Sarmiento, Mantalvo, Arboleda y Martí. Entre los jóvenes que adhirieron entusiastamente al movimiento, emergió un trío de mujeres poetas, que centradas en la insatisfacción y la sublimación de la entrega física, logran con su talento, valentía y perseverancia romper el monopolio literario masculino.

Juana de Ibarbouro (1895-1979) uruguaya, Alfonsina Storni (1892-1938) argentina y la chilena, Gabriela Mistral (1891-1957) unidas en soledades, frustraciones y melancolías, lograron construir un numen imaginario existencial esperanzador de la autonomía femenina. Estas tres mujeres de América, regeneradoras además de las letras, consiguieron desde sus inspiraciones líricas ser las precursoras en América Latina de una estética disímil dentro de las letras que perdura hasta hoy y cuya obra es obligatoria al goce literario.


Oscar Ortiz, historiador chileno.
Tanto interés que tiene Estados Unidos en esta página, nueve visitas al mismo tiempo, y de las mismas ciudades!! bueno, los norteamericanos siempre revisando lo que pasa en el patio de atrás.