de Carlos Penelas
La mañana está hecha
con las voces alzadas
de los desobedientes.
Resucitan banderas
en la cación violenta
de los hombres futuros.
A veces son huelguistas
maduros de bondades,
de familias hambrientas.
Son clandestinos siempre,
insurrectos de amor.
Acudieron con ímpetu
escalonando tardes
en el sudor del yugo.
Ladeadores de albas
transitaron el sueño
del mar y de la noche;
vindicadoras luchas
de la revolución
que amasa la pobreza.
Al asumir la historia
fueron tierra infinita.
fueron tierra infinita.
Para ser movimiento
se remontaron libres.
Para afirmar el llanto
desterraron el miedo.
desterraron el miedo.
Para crecer del todo
fueron arma y palabra.
Hoy han surgido pechos
tan humanos y puros
que la belleza vibra
su prodigiosa sangre.
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