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Comando Sur repta por Suramérica

Por Odalys Troya Flores

publicado en ORBE

http://www.prensa-latina.cu/images/stories/Media/Orbe42.pdf

Un nuevo contexto político en Suramérica, en el que predominan gobiernos progresistas enfocados en

la integración y desarrollo de sus pueblos, trasluce como la principal divisa para el incremento de la pre-

sencia del Comando Sur de Estados Unidos en esta región.

Un área aparentemente descuidada por la gran potencia enfrascada en su Estrategia de la Guerra Preventiva que llevó a la ocupación de Irak y Afganistán, vuelve a reforzarse como objeto de mira.

La vigilancia militar sobre los abundantes recursos naturales, el afianzamiento de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, for-

man parte de los motivos para la ofensiva del Comando Sur.

También sobresalen la sostenida intensificación de las relaciones de los países del continente con China y el liderazgo y crecimiento económico de Brasil.

Estados Unidos pretende recuperar su hegemonía en Suramérica y cercar a las potencias emergentes, según diversos analistas, entre ellos Elsa Bruzzone y José Luis García, del Centro de Militares para la Democracia

Argentina.

Para ese fin, Washington busca instalar bases militares bajo eufemísticos nombres o la organización de maniobras como Fuerzas Comando 2012, realizadas en Colombia en los primeros días de este mes.

¿Pretextos?: cooperación en seguridad, lucha contra el narcotráfico, influencia de China y Rusia en el continente, la inequidad y la pobreza y desastres naturales.

Con ellos, esa fuerza, cuya misión es controlar la estabilidad política de Suramérica por medio de la instalación de enclaves estratégicos, repta por la región entre éxitos y fracasos.

La frustración de su “misión humanitaria”, a través de la cual Washington instalaría un Centro para Emergencias, en el aeropuerto internacional de Resistencia, provincia argentina del Chaco, es uno de esos planes fallidos, gracias al rechazo popular y la actuación del Gobierno de Cristina Fernández.

Un objetivo histórico de Washington ha sido instalarse en la Triple Frontera, compartida por Argentina, Brasil y Paraguay, donde se localiza el Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce del

mundo.

Otro golpe a las aspiraciones de dominación de Washington fue el obligado abandono de la Base Militar Manta, en Ecuador, el principal centro de espionaje electrónico con tecnología satelital del Pentágono en América del Sur, desde donde partían cada día a su rutina, aviones espías Orion C-130.

Formaba parte de una estructura militar estratégica de interrelación entre Centros Operativos de Avanzada, junto a Comalapa (El Salvador); Reina Beatriz (Araba) y Hato Rey (Curazao). Juntos cubrían un área más grande que la Base Aérea Howard y ofrecía una cobertura más profunda.

No obstante, nuevos éxitos apuntalan el afán del citado Comando como la inauguración en abril del Centro de Entrenamiento para Personal de Operaciones de Paz en Zonas Urbanas, en el Fuerte Aguayo de Concón, Valparaíso, Chile. La instalación, construida con un aporte de casi 500 000 dólares proporcionados por el Comando Sur, apunta a la estrategia de control y militarización del océano Pacífico

de Estados Unidos.

En Uruguay, “desde el pasado 15 de mayo fuerzas especiales de mar, aire y tierra (SEALs por su sigla en inglés) de la IV Flota de la Marina norteamericana (Comando Sur) están en el país”.

Las fuerzas estadounidenses llegaron para “entrenar a efectivos del Cuerpo de Fusileros Navales de la Armada Nacional en Contra Interferencia Ilícita de Buques, por solicitud de la Armada uruguaya”, advirtieron los analistas Bruzzone y García en un reciente artículo.

Según una investigación del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos, el número de bases militares extranjeras operativas en América Latina y el Caribe asciende a 46 y pertenecen a varios países de la Organización del Atlántico Norte y mayoritariamente a Estados Unidos.

Washington tiene enclaves militares en Colombia, El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Perú y Paraguay. El Comando Sur cuenta con estaciones navales propias en Curazao y Aruba.